26 de abril de 2014

Dia del libro



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Escuela Infantil Patucos



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21 de abril de 2014

Elegir colegio para nuestros hijos

Ha llegado el momento. Vuestro hijo está a punto de cumplir  y ya está preparado para empezar la enseñanza obligatoria. Hasta ahora iba a una escuela infantil, pero allí no hay continuidad posible y hay que buscar un nuevo colegio para él. Empezáis a haceros preguntas. ¿Qué tipo de escuela queremos para nuestro hijo? ¿Qué diferencia unas escuelas de otras? ¿Por dónde empezar? De entrada, buscad información sobre todas las escuelas de la zona donde vivís y preparad una buena lista de preguntas porque todas serán pocas.
Ha llegado el momento de escolarizar a nuestro hijo y tenemos un montón de preguntas. Su ingreso en un colegio será también su entrada en sociedad. Empezará a relacionarse con otros niños y pronto tendrá una vida propia fuera del ámbito familiar. Queremos que encuentre un buen ambiente y, por supuesto, que reciba una buena educación. ¿Qué preguntas debemos hacernos para seleccionar un centro acorde con nuestras expectativas?
  • En primer lugar, debemos informarnos de los centros educativos existentes en el barrio o lugar de residencia. Generalmente, todos tendemos a informarnos mediante el boca-oreja, pero está claro que cada uno tiene su propia opinión, y seguramente aunque un vecino os comente que está contentísimo con la escuela donde va su hijo, querréis confirmarlo por vuestra cuenta. Si no conocéis los colegios y tampoco tenéis la posibilidad de que varias personas os expliquen cómo está el panorama (por ejemplo, en el caso de una mudanza a un nuevo barrio), los ayuntamientos os pueden proporcionar toda la información que necesitáis. También podéis recurrir a la delegación del Ministerio de Educación.
  • Una vez tengáis una lista de los centros educativos que hay en vuestra zona, visitadlos. Es importante que acudáis los dos miembros de la pareja, ya que debe ser una decisión consensuada. Haced todas las preguntas que se os ocurran, pero informaros especialmente de cómo está organizada la escuela, de qué actividades y de qué servicios dispone y cuáles son sus objetivos educativos. Y, sobre todo, pensad en qué tipo de escuela queréis para vuestro hijo. ¿Escuela privada o escuela pública? ¿Un centro donde fomenten el aprendizaje de idiomas? ¿Un colegio multicultural donde aprenda a convivir con gente de muy diversos orígenes? ¿Una escuela confesional? Veamos qué diferencias existen entre algunos de estos colegios y qué debéis tener en cuenta antes de matricular a vuestro hijo.
Escuela pública/ escuela privada y otros tipos
Para empezar, debemos saber que la enseñanza obligatoria es a partir de los 6 años, aunque cada vez somos más los padres que escolarizamos a nuestros hijos antes de esa edad.
A partir de los 6 años, por tanto, todos los niños tienen derecho a disponer de una plaza escolar en un centro público o privado concertado. Ten en cuenta que ningún centro puede cobrar por hacer la solicitud, y que ningún niño puede ser discriminado por razones ideológicas, de raza, sexo, nacionalidad u otras circunstancias. Lo único que puede suceder es que no encuentres plaza en la escuela que has elegido.
Los centros públicos establecen unos criterios de selección que también se aplican en las escuelas concertadas, como renta anual de la familia, proximidad del domicilio o del trabajo de los padres o hermanos que ya estudian en el centro. Las escuelas públicas son gratuitas pero en algunos casos hay que pagar matrícula y material escolar. Los libros corren siempre a cargo de los padres. A veces ofrecen actividades extraescolares dentro del horario (a menudo solicitadas por las Asociaciones de Padres) y éstas deben pagarse a parte.
Las escuelas privadas pueden establecer sus propios criterios de admisión, además de las cuotas. También deciden cuáles son los valores que se inculcan a los estudiantes. Algunos colegios privados están gestionados por entidades religiosas, por lo que es importante que los padres estén de acuerdo con sus valores y su forma de transmitirlos y vivirlos.
Existe una tercera posibilidad, los centros concertados. Son centros privados financiados parcialmente con fondos públicos. Si contemplamos esta posibilidad, deberemos tener en cuenta que habrá que pagar aportaciones complementarias (pues la subvención pública no cubre todos los costes), así como también el material escolar y las actividades complementarias, que deberán ser de carácter optativo.
Aparte de esta clasificación, digamos “clásica”, podemos hablar también de otros tipos de escuelas, como las que dedican una especial atención a algún aspecto educativo. Es el caso de los centros de enseñanza donde se imparten las clases básicamente en el idioma del país de procedencia (Lycée Français, Deutsche Schule, British School, etc). Estos centros son privados y aseguran que el niño se familiarice con dos lenguas y sus culturas desde muy pequeño.
Qué se debe tener en cuenta para elegir escuela. Sugerencias
Las escuelas suelen fijar un día de “puertas abiertas” para dar la oportunidad a los padres que están escogiendo escuela de conocer y pasearse por sus instalaciones, ver los trabajos que realizan los alumnos y conocer sus principales líneas de actuación. Averiguad qué día van a abrir sus puertas las escuelas que os interesan porque será una oportunidad única para pasear y curiosear a vuestras anchas. Así tendréis la posibilidad de formular una primera impresión acerca de muchas de ellas y de ratificarla o modificarla en cuanto tengáis entrevistas con los directores/as de los centros.
¿Qué debéis tener en cuenta para seleccionar la escuela para vuestros hijos?
  1. Durante la entrevista. Preguntad al director o representante de la escuela si la escuela es laica o confesional, si es mixta, si es bilingüe (en el caso de las comunidades con dos lenguas oficiales), de qué idiomas se imparten clases, cuántas horas a la semana, si los profesores son nativos y, en definitiva todo aquello que creáis importante para conocer el proyecto pedagógico del centro. Comprobad que el ideario del colegio coincida con el vuestro, es decir, que los valores personales, morales y sociales que enseñan sean acordes con vuestras ideas.
  2. Servicios del centro. Observad cómo son las aulas, el gimnasio (si lo hay), la biblioteca, el comedor. Estos servicios, además de ser importantes para la educación, nos pueden ayudar a organizar el horario familiar. Si tenéis previsto que vuestro hijo se quede al mediodía en el colegio, averiguad quiénes y cuántas serán las personas encargadas de vigilarles y ayudarles a la hora de comer. Preguntad si el centro dispone de cocina propia-y si es así, si podéis visitar sus instalaciones- o si dispone de una empresa externa de “catering” que les sirve a diario la comida. Preguntad si el centro dispone de un psicólogo y si ofrece cursillos, charlas o coloquios para orientar a los padres.
  3. Distancia a casa o al trabajo de los padres. Está claro que cuanto más cerca se encuentre el centro de nuestra casa, más fácil será ir a buscarlo o que el niño se desplace de manera autónoma más adelante. En caso de que la escuela quede alejada del lugar de residencia, es conveniente preguntar si disponen de transporte propio. Tened en cuenta que si el niño debe desplazarse, acusará más el cansancio y que eso puede repercutir en su rendimiento escolar. Pensad también en las consecuencias que puede tener para vuestro hijo estudiar fuera del barrio o del pueblo donde reside. Los amigos que haga en el colegio estarán fuera de su lugar de origen, y eso podría obligarlo a continuos desplazamientos y a un cierto aislamiento en la zona donde vive.
  4. Condiciones de las instalaciones. Vigilad que todas las áreas de la escuela estén bien iluminadas y ventiladas. Comprobad que las condiciones en las que se encuentran las instalaciones os satisfacen. Preguntad sobre cuáles son las medidas de evacuación en caso de emergencia y si la escuela realiza simulacros de incendio durante el año.
  5. Metodología del centro. Preguntad cuáles son los métodos de aprendizaje que se utilizan, qué tipo de conocimientos se priorizan, cómo incide la escuela en la educación emocional y humana del niño. Los objetivos educativos y la metodología escogida para alcanzarlos están directamente relacionados con los valores que les serán inculcados a nuestros hijos. Si tenéis un hijo con necesidades educativas especiales, preguntad qué tipo de adaptación y ayuda le brinda el centro en cuanto a curriculum, soporte físico, ayuda en el aula, profesores especializados y posibilidad de un psicólogo, pedagogo o logopeda.
  6. La relación que tendréis los padres con la escuela. Es importante saber si la escuela es participativa y tiene en cuenta las opiniones de los padres. Hay colegios muy abiertos a la intervención y colaboración de los padres, mientras que otros funcionan de forma muy independiente de éstos.
  7. Cuotas mensuales y matrícula en caso de las escuelas privadas. Informaros con exactitud sobre qué esfuerzo económico os supondrá matricular a vuestro hijo en el centro. Algunos hacen descuentos por familia numerosa o por número de hermanos matriculados en el centro.
  8. Plazas disponibles. Informaos también sobre las posibilidades que tiene nuestro hijo de ser admitido. A veces, nos ahorrará tiempo y disgustos.
  9. Actividades extraescolares. Muy a menudo están organizadas por las Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (AMPAS). Es interesante preguntar qué tipo de actividades suelen programar y en qué horario. Algunos colegios ofrecen actividades extraescolares de carácter voluntario dentro del horario escolar – normalmente, después de la comida-. A veces es una buena alternativa para los padres que no pueden dejar a sus hijos en actividades extraescolares al acabar la jornada.
  10. Ver la escuela a la hora de entrada o, mejor, a la salida de los niños. Podréis observar desde primera fila cómo se comportan, cómo hablan, cómo se relacionan con los compañeros. Si tenéis la posibilidad, hablad con los padres y alumnos a al salida, no os hartéis de escuchar, ver y, sobretodo, preguntar y preguntar.
  11. Formación del profesorado, experiencia y actualización de sus conocimientos. Este es un aspecto que no suele preguntarse y, cuando se hace, no suele ser bien comprendido por los centros, pero es fundamental. Muchos profesionales consideran que es el aspecto crucial y más importante.
Cuando ya os hayáis decidido por la escuela que más se adecua a vuestras expectativas para la educación de vuestro hijo y vayáis a matricularlo, recordad que es muy importante que os den por escrito las líneas pedagógicas del centro. En este documento comprobaremos que existe acuerdo entre lo que hemos visto y lo que propugna la escuela. Porque nuestro hijo pasará allí la mayor parte del día y, aunque supervisemos el trabajo que haga en las clases, en la escuela delegaremos una parte muy importante de su educación.
Piensa que es básico que tanto tú como tu pareja tengáis muy claro el tipo de escuela que queréis para vuestros hijos. Los valores que los niños reciban en clase deben coincidir, dentro de lo posible, con las actitudes e ideas que habéis inculcado en casa, ya que escuela y educación familiar son totalmente complementarias.

Eva Moure Regueiro
Licenciada en Ciencias de la Información

18 de abril de 2014

EL JUGUETE Y EL DESARROLLO FÍSICO Y PSÍQUICO DEL NIÑO Y LA NIÑA





Siempre que se comienza a tratar sobre las particularidades del juguete y sus efectos y relaciones con el desarrollo de los niños y niñas, invariablemente se correlacionan con la significación del juego, pues en dependencia de la misma es que generalmente se concibe la elaboración de dichos objetos. Así, por ejemplo, J. Piaget establece una clasificación de los juegos que es ampliamente conocida, y en la que se especifican que estos pueden ser funcionales, de construcción, de reglas, de roles, y didácticos, si bien estos últimos no constituyen realmente una categoría en sí mismos, sino una que es extensible a las demás, concepto sobre el cual se ha de volver en un momento posterior.
Sobre la base de esta clasificación de los juegos se organiza a su vez una idéntica referente a los juguetes, y se habla entonces de juguetes funcionales, de construcción, de roles, reglas y didácticos, que tienen determinados contenidos, funciones educativas y patrones de acción, estrechamente relacionados con el desarrollo de los juegos a que se refieren, y que se materializan en tipos determinados de objetos que se supone gozan de estas propiedades. De esta manera el juguete aparece como algo sin significación en sí mismo como objeto de la realidad, y sus efectos sobre el desarrollo físico y psíquico se valoran solamente en sentido de lo que proporciona el juego como tal. Esto, que en cierta medida es aceptable, limita, sin embargo, conocer verdaderamente las posibilidades del juguete para el desarrollo de los niños y niñas, pues solamente lo concreta a la situación del juego. Y si bien esta es la actividad más importante del niño y niña de edad preescolar, no es el único tipo de actividad que estos realizan, y en la cual, el juguete, como objeto de la realidad, también ejerce una acción estimulatoria sobre los distintos procesos y propiedades psíquicas, aunque no estén inmersos dentro de una actividad de juego propiamente dicha.

Por ejemplo, cuando el niño lactante manipula un objeto cualquiera, como puede ser una pelota (que generalmente se considera que es un juguete) y realiza varias acciones repetitivas con la misma, esto realmente no es un juego, ya que tales acciones se dirigen a conocer el objeto, sus particularidades y propiedades, y no a obtener un goce o disfrute con el mismo. A esta primera fase de la actividad con objetos es lo que se suele llamar como manipulación de objetos, y que siempre está dirigida al conocimiento de las características externas de los mismos. Pero, no obstante no está en una actividad propiamente de juego, sin embargo, dicho objeto (el juguete) ha propiciado una estimulación de diversos procesos y cualidades psíquicas, tales como la discriminación y diferenciación perceptual, la concentración de la atención, la generalización de relaciones, el razonamiento, en fin, ha tenido un efecto importante a los fines del desarrollo del niño o la niña.
Claro está, si esto también puede o no considerarse como juego en una discusión histórica dentro de la ciencia psicológica, algo que no va a ser objeto de análisis en el momento, lo importante es hacer notar que las posibilidades del juguete para el desarrollo no solo se circunscriben a la actividad de juego en sí misma, sino que van más allá, al conjunto de todas las actividades que el niño y la niña realizan en su transcurso evolutivo. Y que, por lo tanto, su estudio no solamente ha de hacerse en relación con sus posibilidades para concretar los objetivos del juego, sino de las más variadas actividades que los niños y niñas hacen, y consecuentemente, referidos a todas sus cualidades y procesos psíquicos y físicos. Y esto amplía, la viabilidad del juguete como medio para potenciar el desarrollo infantil.


De esta manera la finalidad de un juguete es estimular la actividad y la iniciativa de los niños y las niñas, posibilitando así que los más diversos procesos y cualidades psíquicas, así como las destrezas motrices, se desarrollen en relación con las particularidades intrínsecas de cada tipo de juguete y lo que este fundamentalmente promueve en cada acción psíquica o física. Se remarca señalar el aspecto "fundamental" que cada tipo de juguete potencia, para destacar que en un mismo objeto-juguete están asentadas no solo la acción psíquica que constituyen su función principal, sino también otras sobre las que igualmente ejerce un efecto, aunque no sea tan destacado en algunos casos. En el caso de la pelota anteriormente mencionado, si bien es obvio suponer que su principal dirección sea activar la actividad motora gruesa y los movimientos finos de la mano para el agarre, también actúa sobre la percepción de la forma, la sensibilidad táctil, la discriminación visual, entre otras propiedades. Ello evita considerar a un tipo de juguete exclusivo para una determinada particularidad del desarrollo, sino que abarca un amplio rango de posibilidades de estimulación.
Un fin principal del juguete lo es también el ofrecer al niño y la niña la oportunidad de expresarse y poner en práctica las nuevas habilidades adquiridas en las sucesivas fases de su desarrollo normal, en particular en la etapa infantil en la que el juego es la actividad fundamental y parte consustancial del medio en el cual se educan, constituyendo el instrumento básico de su proceso educativo.

Publicado por ; http://www.waece.org/el_juego.html

Los bebés demuestran que los humanos comparten patrones lingüísticos



Los recién nacidos perciben mejor las construcciones sonoras universales que las extrañas, según un estudio publicado en la revista científica PNAS. La investigación, que ha sido recogida por el Servicio de Noticias Científicas, sugiere que los seres humanos comparten patrones lingüísticos desde su nacimiento. Tras monitorizar la actividad cerebral de 72 recién nacidos mientras escuchaban varios tipos de sílabas, han determinado que el cerebro de los neonatos reconoce las sílabas más comunes del idioma.
Muchos adultos lo dicen. De pequeños somos muy listos y, conforme pasa el tiempo, vamos perdiendo habilidades y capacidades. Y no es mentira. Un equipo de científicos de la Universidad de Chile ha llegado a la conclusión de que la actividad cerebral de los bebés es más intensa cuando éstos escuchan las sílabas más comunes del idioma nativo, lo que indica que los seres humanos comparten patrones lingüísticos desde el nacimiento.
Hoy día existe un gran debate sobre “si existe una base de conocimiento lingüístico que sea común e innata a todos los seres humanos. En términos coloquiales, uno podría decir que la pregunta es ‘si el lenguaje nace o se hace’”, dice Gómez. “En este contexto, el estudio apunta en esa dirección: los seres humanos compartimos ciertas tendencias relacionadas con el lenguaje desde el nacimiento”, añade el experto, una tendencia que se empieza a forjar desde el momento en el que comienza la vida.
La noticia completa está por .

13 de abril de 2014

Sugerencias para estimular el Lenguaje en los primeros años


-Ofrecerle a vuestro hijo/a experiencias frecuentes y variadas fuera y dentro de casa. Sólo así va a sentirse motivado a expresar cosas diferentes. Se ha demostrado que los niños que tienen la oportunidad de salir más a menudo de sus casas, tienen mayores niveles de adquisición de lenguaje que otros niños. Las salidas y el cambio de actividades rutinarias dentro del hogar, pueden generar diversas experiencias que proporcionan tanto el contenido comocomo la motivación para compartirlas mediante el lenguaje.
-No dudéis en utilizar un lenguaje claro y adulto, evitando los diminutivos y el lenguaje infantilizado. Los niños a estas edades son como esponjas y su capacidad de aprendizaje está por encima de lo que creéis. Palabras como bau bau (perro), popó (coche), tete (chupete), lo único que consiguen es empobrecer su lenguaje y en ningún caso le facilitan la adquisisición de nuevonuevo vocabulario.
-Hablad con vuestro hijo/a siempre que tengáis ocasión. Aunque os pueda parecer que el niño no os entiende, es fundamental que le habléis de una forma tranquila y natural por ejemplo de cómo os ha ido el día, los pasos que seguís mientras hacéis la comida, o de las cosas que veis mientras paseais.  Es una buena forma de enriquecer su vocabulario.
-Aprovechad estaesta etapa para contarle cuentos, y cantarle canciones. Es una buena manera de estimular su lenguaje de una forma divertida. Coged revistas o cuentos y jugad con él a preguntar ¿Qué es? Intentad establecer turnos para que sea más divertido.
-Debéis descubrirdescubrir de qué cosas es capaz vuestro hijo/a, y eso sólo es posible dejándole hacer y valorando todos los intentos de aprender algo nuevo como, por ejemplo, subirse los pantalones o que os ayude a poner la mesa etc.  Las actividades que favorecen su independencia repercuten de forma inevitable en su lenguaje, ya que al sentirse más útil también se sentirá más seguro y su motivación por comunicarse será mayor.
-Es muy importante que le pidáis que nombrenombre las cosas y no utilice solamente el gesto. El lenguaje ha surgido por una necesidad de comunicarnos y de que nos entiendan. Si le facilitáis esta tarea no tendrá la necesidad por esforzarse para que los demás lo entiendan. Por ejemplo, si  sabéis que quiere agua, intentad que lo pida de la forma más aproximada posible, y a partir de ahí seguid aumentando las exigencias.

5 de abril de 2014

Los nuevos Picasso



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