Un invento taiwanés distingue entre cuatro diferentes tipos de
Si tiene hambre, si hay que cambiarle el pañal, si siente dolor o si le vence el sueño. La aplicación taiwanesa, El traductor de llantos infantiles,
permite conocer el tipo de lloro de un bebé recién nacido con un 92% de
eficacia, según aseguran sus creadores. Con solo grabar alrededor de 10
segundos del llanto de un bebé la tecnología reconoce las necesidades
del infante. La precisión de la aplicación es menor conforme el bebé
crece: a los dos meses baja entre un 84 y 85% y a los cuatro a un 77%.
"Después de descargar la aplicación solo necesitamos saber la fecha
de nacimiento y la nacionalidad del recién nacido. Cuando el bebé llora
presionamos el botón de grabar por 10 segundos y después la grabación
será subida a una nube. Después de un proceso de diferenciación el
resultado del análisis será transferido al móvil de sus padres”, explica
el pediatra que se encuentra tras el invento.
Uno de los ejemplos que dan los creadores sobre las diferencias entre
los llantos es el llamado reflejo de succión que acompaña al llanto de
un bebé que tiene hambre: "Sus bocas se
mueven sin control y su lengua lame sus labios, incluso giran la cabeza
para buscar a su madre para la lactancia", ha dicho el médico, quien
forma parte del equipo de la Universidad Nacional de Ciencias y
Tecnología de Yunlin que ha desarrollado la aplicación.
Muchas gracias a todos.
UN
SALUDO A TODOS,.
ESCUELA INFANTIL PATUCOS
Sonrisas e ilusión por aprender y descubrir :PATUQUILANDIA, UN MUNDO
CREADO SOLO POR Y PARA ELLOS.
Siempre se dice que los niños son como esponjas, que los idiomas se
aprenden mejor cuando somos pequeños, que la plasticidad del cerebro en
la infancia es irrepetible... Pero, ¿qué hay de cierto en todo ello? Nos
adentramos en el cerebro de un niño.
Como explica el doctor Emilio Rodríguez Ferrón, jefe del servicio de
Pediatría del Hospital Perpetuo Socorro de Alicante, el ser humano nace
con un número de neuronas finito, más de cien mil millones que -a partir de ahí- se irán reduciendo hasta el fin de nuestros días.
Sin embargo, es durante los primeros años de vida cuando estas
neuronas se organizan y comienzan a establecer conexiones entre ellas
(las denominadas sinapsis) a una velocidad irrepetible. Además, aunque
no crecerán nuevas células nerviosas, es durante la infancia cuando
estás células se mielinizan: es decir, desarrollan completamente la
mielina, la sustancia que las recubre y permite que establezcan conexiones unas con otras. "Sin mielina el impulso eléctrico no funciona bien", resume.
Por este motivo, Rodríguez Ferrón divide el desarrollo cerebral de la
infancia en dos etapas. Desde el nacimiento hasta los tres años,
explica este neuropediatra a ELMUNDO.es, es cuando el cerebro tiene su máxima plasticidad,
las regiones cerebrales son capaces de adaptarse e incluso ejercer las
funciones de otras regiones si éstas están dañadas por cualquier motivo.
Un cerebro que se expande
Hasta los seis años, prosigue este especialista, "el cerebro sigue
adquiriendo habilidades pero sobre una estructura anatómica ya
definida"; de manera que a esa edad puede darse por concluido el proceso de desarrollo cerebral.
Pero no sólo las neuronas se desarrollan, se recubren de mielina y se
conectan entre ellas (a los tres años habrán establecido 1.000
trillones de conexiones); también el aspecto del cerebro cambia en los primeros años de vida.
En primer lugar, y es lo que antes salta a la vista, crece en tamaño
y se proporciona con el resto del cuerpo. El cerebro representa un
tercio de todo nuestro organismo en el momento en que nacemos, y
alcanzará casi el 80% de su tamaño adulto entre los cuatro y cinco años.
Parte de ese crecimiento se debe a la propia mielina, que aumenta su
volumen, así como a las neuronas, que se expanden para extender sus
ramificaciones.
Como prosigue el neuropediatra de Alicante, también existen algunas
diferencias entre la sustancia blanca de un niño y un adulto (en el
primero ocupa menos espacio en el cerebro); mientras que en el caso de
la sustancia gris, permanece prácticamente igual.
Precisamente, un estudio publicado en 2010 en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences'
concluyó que las regiones cerebrales que más se desarrollan durante la
infancia son las mismas que diferencian al ser humano de los primates.
Según explicaba el equipo de Terrie Inder, aunque todas las áreas
cerebrales crecen a medida que este órgano madura, las que más se
expanden son aquellas en las que tienen lugar las "funciones mentales
más elevadas" (como el lenguaje o el pensamiento), es decir las regiones temporal lateral, parietal y frontal.
Desarrollo por áreas
Y aunque no habían diseñado su trabajo para dar respuesta a esta
pregunta, se atreven a aventurar que el retraso en el desarrollo físico
de estas zonas puede deberse a la necesidad de limitar el tamaño del
cerebro en el momento de nacer para que éste pueda pasar por el cuello
del útero materno en el parto. O, simplemente, que sea una cuestión de
prioridades: "Al nacer, la visión es vital porque el bebé la necesita
para mamar y reconocer a su madre; mientras que otras funciones más
desarrolladas no serán necesarias hasta que el niño vaya madurando".
Pero si alguien ha destacado en las últimas décadas a la hora de
adentrarse en la mente de los niños, esa ha sido Elizabeth Spelke, de la
Universidad de Harvard (EEUU), que lleva treinta años haciendo
experimentos para demostrar que incluso los recién nacidos tienen una
especie de 'conocimiento innato' a partir del cual desarrollamos el resto de nuestras habilidades.
Spelke ha demostrado que, entre esas capacidades que el cerebro
infantil trae 'de serie' destaca una cierta capacidad numérica (bebés de
sólo un mes son capaces de distinguir un grupo de cuatro sonidos de
otro de 12); son conscientes de la solidez de los objetos o de que
prefieren interactuar con personas que con objetos inmateriales.
Muchas gracias a todos.
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Aqui os dejamos un articulo interesante, en este dia lluvioso.
Los juguetes STEM –aquellos relacionados con ciencias, tecnología,
ingeniería y matemáticas– copan cada vez más la oferta comercial, pero
existen pocos estudios que demuestren que realmente impulsan en niños y
niñas la atracción por estas disciplinas.
El profesor Jeffrey Trawick-Smith es
experto en el juego de los niños en el Centro de Educación Infantil de
la Eastern Connecticut State University (EEUU). Sorprendido ante la
escasez de investigaciones a este respecto observó, junto a su equipo, a
preescolares utilizando juguetes específicos y midió su capacidad para
resolver problemas, su expresión creativa y la interacción social. A
pesar de la ausencia de estudios científicos, las empresas de juguetes
han llevado a cabo sus propias investigaciones para dirigirse mejor a
sus clientes
Tras cinco años de pruebas, el juguete de
mayor puntuación, tanto para niños como para niñas, fue un conjunto
básico de bloques de madera. Un juego que, según comentó Trawick-Smith
a The New Yorker, “fomenta la capacidad de resolver problemas y el pensamiento matemático”.
En
uno de los experimentos, un niño jugaba con una sencilla serie de
piezas planas magnéticas y necesitaba un fragmento cuadrado para
terminar la “casa para tigres” que estaba construyendo. Como no pudo
encontrar ninguna pieza con estas características, combinó dos
triangulares para crear una cuadrada, demostrando que los juguetes de
construcciones están conectados con conceptos matemáticos.
Según
el científico, lo que hace que los juguetes promuevan de forma efectiva
las habilidades científicas no es la determinación del género o los
diseños complicados, sino la simplicidad y el hecho de no ser
concluyentes. Esto permite a niños y niñas experimentar y explorar.
Menos diseño para fomentar la creatividad
A
pesar de la ausencia de estudios científicos, las empresas de juguetes
han llevado a cabo sus propias investigaciones para dirigirse mejor a
sus clientes, los niños y sus padres. La conclusión a la que muchas de
ellas llegan es que un artilugio con excesivo diseño o demasiado
complicado no es necesariamente el más indicado para suscitar el interés
por la ingeniería mediante el juego.
Tras
cinco años de pruebas, el juguete de mayor puntuación, tanto para niños
como para niñas, fue un conjunto básico de bloques de madera
Los
juguetes STEM, que tratan de fomentar la creatividad, la lógica y las
habilidades de los niños para resolver problemas, están de moda,pero
reciben una crítica común: dejan poco espacio para la creatividad.
“Cualquier
juego puede potenciar las destrezas científicas: un niño puede aprender
matemáticas con un juego especialmente diseñado para esto o con las
piezas LEGO. No obstante, es verdad que hay juegos que a determinadas
edades son más específicos y permiten desarrollar áreas concretas, como
podrían ser los juguetes científicos o los pequeños experimentos, por
ejemplo, de biología o de astronomía”, expone a Sinc Maite Francés,
responsable del departamento de Publicidad, Estudios y Tendencias de la
Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ).
Según un trabajo realizado
en 1997 por la AEFJ, en colaboración con Jeffrey Goldstein, doctor en
Psicología en la Universidad de Utrecht (Holanda) y el pediatra francés
Julien Cohen-Solal, es recomendable que desde muy tempranas edades los
niños utilicen juegos de construcciones y puzles, y que de los 6 a los
11 años se diviertan con cajas de experimentos, microscopios y
construcciones complejas.
“En función de sus características y las
habilidades, hay niños a los que les viene muy bien juguetes más
específicos para aprender; pero a lo mejor otro niño con un juguete de
construcción puede empezar desde la más tierna infancia –con dos o tres
años– a ensamblar piezas y desarrollar nociones de ingeniería, algo que a
lo mejor no aprendería hasta los diez años, ya con un juguete
específico”, añade la experta.
¿A qué se considera juguete científico?
Experimentos
que ayudan a los niños a entender en qué consisten las energías
renovables, robots que solo funcionan con luz solar o molinos de viento
que a través de la energía eólica consiguen cargar pilas del tipo AA,
forman parte de la amplia variedad de juguetes relacionados con la
ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas.
Los
juguetes STEM se caracterizan por aplicar cada una de estas disciplinas
en el mundo real. Algunos representan ecosistemas en miniatura que
enseñan el funcionamiento del ciclo del agua. En este pequeño espacio
cerrado las semillas pueden germinar, generar vapor de agua cuando son
pequeñas plantas y, finalmente, provocar que 'llueva' dentro del
miniecosistema.
También hay relojes sin pilas que solo se ponen en
marcha en función de la cantidad de agua, zumo u otros líquidos que se
viertan en los dos tubos correspondientes, conectados a dos cables que
generarán la electricidad necesaria. Este juguete acerca conceptos como
el pH y enseña cómo producir energía de manera ecológica. Los juguetes STEM están de moda,pero reciben una crítica común: dejan poco espacio para la creatividad
El
interés creciente por el ocio STEM ha disparado la oferta de estos
productos pero, “todo puede convertirse en juguete científico y se
cataloga en función de la jugabilidad”, señala Francés, quien subraya
que las manualidades o la construcción también pueden fomentar en los
niños el interés por la ciencia.
En la lista de los mejores
juguetes del año que AEFJ elabora anualmente, el favorito en la
categoría de Construcción 2015 ha sido el Puerto Espacial de LEGO, que
podría entrar en ese apartado específico de juguetes científicos o STEM,
porque favorece la curiosidad hacia el espacio o la ingeniería.
Asimismo,
uno de los destacados por esta asociación para los Juguetes Estrella
2015-2016 es el robot Meccanoid G15 de Bizak, que seguiría el mismo
planteamiento que el anterior: se trata de un robot interactivo que debe
ser construido y programado por los niños, algo que, según el
fabricante, puede aportar nociones de electrónica y robótica.
No obstante, expertos como Kathy Hirsh-Pasek,
profesora de Psicología en la Universidad de Temple (EE UU) y experta
en aprendizaje y desarrollo infantil, aconsejan prudencia con las
afirmaciones de algunos fabricantes sobre los beneficios de su producto,
ya que no siempre están avalados por pruebas científicas.
En la misma línea, una investigación publicada
recientemente en la revista JAMA Pediatrics afirmaba que, aun siendo
más llamativos, los juguetes electrónicos con luces y sonidos no
potencian la comunicación oral entre los más pequeños y sus familias
tanto como los clásicos. Cuando comparten el tiempo con un puzle o un
rompecabezas, padres e hijos hablan más y con un lenguaje más rico, lo
que fomenta el desarrollo cognitivo del bebé. Los niños piden más juguetes STEM
Para
conocer los gustos de sus clientes potenciales, la Asociación Española
de Fabricantes de Juguetes pidió a la Universidad de Valencia un estudio
sobre los valores, perfiles y preferencias de los niños españoles de entre 8 y 12 años de edad.
Los encuestados manifestaron tener mucho interés (63,3%) en los juegos
científicos o de experimentos. Las niñas de entre 8 y 10 años y de clase
alta eran el perfil preferente de estos juegos.
El elevado
interés que alcanzan en este análisis los juguetes STEM los posiciona en
quinta posición como los preferidos por los niños, detrás de los juegos
de mesa (70,1%), juegos y juguetes deportivos (69,3%), videojuegos
electrónicos y audiovisuales (67,5%) y juegos de misterio (67%).
Las
afirmaciones de algunos fabricantes de juguetes sobre los beneficios de
su producto no siempre están avalados por pruebas científicas
Según
los datos manejados por Amazon, las ventas de este tipo de juegos han
crecido un 204% en su página web respecto al año pasado. También indican
que el interés por juguetes científicos empieza a penetrar con fuerza
en España después de haberse consolidado en los países anglosajones.
En
EE UU, por ejemplo, las ventas de estos productos aumentaron un 35% en
2013, un 51% en 2014 y un 63% en 2015. La web puso en marcha una tienda especial de juguetes STEM que cuenta con más de 230 artículos.
A
pesar de esta oferta, en los hogares españoles siguen triunfando las
opciones clásicas. Los juguetes científicos son algo original y curioso,
pero no común.
Para Maite Francés, es preferible no forzar a los
niños a que utilicen juguetes STEM si no quieren, ni que los padres
se obcequen en regalarles lo que ellos consideran que son instrumentos
educativos “ya que sus buenas intenciones podrían resultar
contraproducentes”, recalca.
“Si los padres quieren elegir un
juego, deben observar el perfil de su hijo y comprender qué puede ir más
con su personalidad. Hay muchos estilos de juguete, no todos tienen por
qué ser probetas”, concluye la experta. Al final el objetivo del
juguete, científico o no, es que los niños se diviertan imaginando.
Muchas gracias a todos.
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